Se sabe desde hace mucho tiempo que el consumo de ciertos alimentos, realizado por personas susceptibles, puede tener efectos negativos en la salud física y mental. Esta situación se hace aún más evidente en el mundo actual con la gran variedad de alimentos procesados que consumimos.
Se ha identificado que los anticuerpos específicos de los alimentos (producidos por el sistema inmunológico del cuerpo) y los síntomas de intolerancia alimentaria están estrechamente relacionados. La intolerancia a los alimentos se asocia con una amplia gama de síntomas desagradables y muchas afecciones crónicas. A diferencia de las alergias alimentarias, es poco probable que la intolerancia alimentaria ponga en peligro la vida.